HASTA AQUÍ
Estamos ante un cruce de caminos. Puerto Rico sufre una emergencia política, económica, ambiental y social sin precedentes. Cada día más personas sienten la urgencia de juntarse, entrelazar esfuerzos y tomar acciones concertadas que giren el rumbo de nuestras vidas colectivas. Las organizaciones aquí firmantes hacemos un llamado a quienes comparten la frustración, el dolor y la angustia causada por el rumbo que ha tomado nuestro país; a quienes han asumido con amor y esperanzas la responsabilidad sobre sus aguas, tierras, aire, barrios, urbanizaciones, escuelas, viviendas, instituciones; a quienes sienten las ansias de trabajar para el bien común, a encontrarnos en camino a gestar un país más solidario, justo y democrático donde podamos vivir en armonía con la naturaleza. Hacemos un llamado a todas las personas que, reconociendo la crisis, apuestan a la esperanza.
Antes de sentir las primeras ráfagas huracanadas, la gente de este archipiélago cargaba con una década de depresión económica y austeridad, sintiéndonos maniatados y maniatadas ante el saqueo descarado y el desmantelamiento de las instituciones básicas que garantizan nuestro bienestar. La crisis descomunal que enfrentamos no es culpa del huracán María, sino el resultado de décadas de políticas públicas equivocadas, y de acciones de políticos corruptos que en vez de usar el poder que les delegamos para velar por el bienestar de todos y todas, se han dedicado a enriquecer sus bolsillos, los de sus amistades y los de los grandes intereses financieros. Ese camino se ha caracterizado por el saqueo, la impunidad, la privatización, el abandono y la mala administración de los bienes comunes y los servicios esenciales del país.
Así, políticas erradas, personas corruptas y una estructura de poder desmedido nos han dejado:
- un sistema de salud a merced de un pequeño grupo de aseguradoras privadas, que cada vez rinde menos y peores servicios, dejando a médicos, pacientes y cuidadores/as asfixiados/as;
- una infraestructura de energía eléctrica, acueductos y carreteras deteriorada y abandonada;
- un sistema de educación pública diseñado para el fracaso y que ahora pretenden privatizar, cerrando centenares de escuelas, despidiendo miles de maestras y maestros, y transfiriendo los fondos públicos a un puñado de compañías privadas
- una universidad pública marcada,acorralada y limitada por el partidismo político y las medidas de austeridad
- una agricultura achicada, dominada por prácticas que amenazan los suelos, el agua, el aire, y la salud integral de trabajadores/as agrícolas y consumidores
- una sociedad incapaz de proteger a sus ancianos y ancianas del abandono, a las mujeres y las personas LGBTTIQ de la violencia de género y a la niñez del maltrato; incapaz de socorrer a las miles de personas sin techo, sin alimentos, sin ingresos y sin esperanzas
- una sociedad donde las tierras, las aguas, el aire y hasta el sol están a merced de intereses particulares inescrupulosos
Por si eso fuera poco, nos quieren imponer más austeridad a nombre de una deuda impagable e insostenible, aún sin auditar, que tiene todas las señas de ser una deuda ilegítima ante el derecho internacional. El gobierno de Estados Unidos ha nombrado una Junta de “Supervisión” Fiscal con enormes poderes, salarios obscenos, plagada de conflictos de intereses, que no responde ni vela por los intereses del país. Mientras la riqueza que producimos se desvía a los bolsillos de funcionarios con sueldos no comparables a nivel global, de las grandes multinacionales, de los bancos de Wall Street y de los fondos buitres, crece el número de gente empobrecida y desempleada. Así como salen las riquezas, cientos de miles de habitantes se ven forzados a abandonar el país todos los días.
Las propuestas del gobierno actual y de la Junta de Control Fiscal no son nuevas. Ya sabemos que:
- Nos quieren imponer más de las mismas medidas que no han funcionado aquí ni en ningún otro país donde se han aplicado.
- La privatización a mansalva de nuestros recursos no es la solución. Décadas de privatización y mano libre a la empresa privada sólo nos han dejado más inseguridad laboral, menos ingresos, menos protecciones, menos derechos.
- El desmantelamiento de las instituciones públicas nos ha arrebatado las pocas garantías con las que contábamos; y niega la urgencia de erradicar la desigualdad en este país.
- La venta de las instituciones públicas que quedan y los recursos naturales aumentará nuestra vulnerabilidad y nos dejará totalmente a oscuras sobre cómo se usa el dinero que le damos al Estado cada vez que pagamos un impuesto.
- Si no cuidamos de la naturaleza, la naturaleza no puede cuidar de nosotros y nosotras.
Este mal camino nos ha legado una sociedad en la que la desigualdad, la competencia y la marginación reemplazan la solidaridad, la justicia y la democracia. Los huracanes Irma y María agudizaron nuestra vulnerabilidad ante la corrupción y la impunidad rampante, pero también nos abrieron otro rumbo que podría cambiar nuestro presente y futuro. En medio de la debacle, redescubrimos que nos salvamos los unos a los otros; en medio del abismo, reabrimos el camino de la solidaridad.
DE HOY EN ADELANTE
¿Qué hacemos ante este panorama?
Los y las aquí firmantes hemos asumido nuestra responsabilidad sobre nuestras personas, comunidades, instituciones, retos y sueños. Les aseguramos que otro país es posible, necesario y urgente. Las personas y organizaciones que firmamos este manifiesto estamos comprometidas a luchar por un Puerto Rico basado en la justicia social y en la solidaridad. Nos levantamos como pueblo, no para reconstruir el país desigual que teníamos antes del huracán María, sino para construir un Puerto Rico verdaderamente digno donde quepamos todos y todas.
Para lograr el país que soñamos nos comprometemos a trabajar a favor de estas condiciones de vida:
- Respeto y garantía de todos los derechos humanos y civiles;
- Equidad para las mujeres que permita su desarrollo humano pleno y la construcción de relaciones sociales y familiares de paz y respeto;
- Garantía de servicios esenciales a todas y todos por igual;
- Modelo económico justo y ecológicamente sostenible:
- que proteja los recursos naturales para ésta y las generaciones futuras;
- que rechace la acumulación de riquezas por unos pocos a expensas del empobrecimiento de la mayoría y la explotación de la naturaleza;
- que promueva el desarrollo humano, proteja a sus trabajadores y trabajadoras con salarios justos, condiciones de trabajo equitativas y seguras, y retiros dignos;
- que cuide, apoye y proteja la actividad económica local antes que al capital global;
- que garantice el derecho de toda persona a una vida digna, con un techo seguro, una sana alimentación, promoción de la salud, y la educación;
- Energía limpia, basada en recursos renovables, y administrada desde las comunidades para alcanzar la soberanía energética;
- Desarrollo de infraestructura sostenible, con enfoque en la justicia climática y en la justicia espacial;
- Manejo integrado, sostenible y sustentable de los residuos sólidos, bajo los principios de Basura Cero Agroecología como modelo de gestión y educación:
- que promueva la participación comunitaria;
- que proteja el acceso libre y responsable al suelo, al agua y a la tierra para alcanzar la soberanía alimentaria;
- Un sistema universal de salud basado en el bienestar común y justicia para todos y todas (incluyendo a las personas con necesidad de servicios,profesionales de la salud y cuidadores y cuidadoras), que garantice acceso personal a servicios de salud, la atención a la salud pública, y a los aspectos sociales que afectan la salud;
- Acceso universal a un techo seguro, sostenible y digno;
- Acceso universal y gratuito a la educación primaria, secundaria, superior y universitaria, vista como un derecho y como un bien público;
- Acceso universal a la recreación y al ocio;
- Descolonización en todas sus manifestaciones: política, económica, cultural, social e ideológica.
ANTES DE MAÑANA
Junte Gente reconoce y abraza a la gente que trabaja para hacer realidad visiones de país cónsonas con lo que esbozamos aquí. Muchas personas, organizaciones, colectivos, frentes, coaliciones e instituciones, llevan décadas dialogando, soñado, organizando, actuando para gestar el país que queremos. Tenemos los anhelos, los recursos, las propuestas, las ganas. Nos falta la acción concertada.
Pero el tiempo de los capitalistas del desastre nos traiciona. Si no detenemos los planes del gobierno, la Junta, los bonistas, los buitres, y los puertopians ultra-ricos, venderán y acapararán todo lo que esté a su alcance, y perderemos las bases necesarias para tener el país que queremos. Es por esto que ante esta emergencia hacemos un llamado a la esperanza. Hacemos un llamado a entrelazar esfuerzos y resistir para transformar nuestro país. El momento es ahora.
A partir del 2 de junio de 2018 estaremos juntándonos en asamblea permanente para dialogar sobre los asuntos centrales a una visión amplia de país. Nuestro objetivo es entretejer esfuerzos para construir ahora la sociedad y el país que nos merecemos. ¡A juntarse!